Las Etapas del Duelo
Una Brújula para Encontrar la Paz Interior
Liz Rodrìguez


Según el budismo la base del sufrimiento es el apego, y es en este apego donde el dolor se origina, donde los duelos surgen, por el hecho de creer nuestro mucho o todo lo que nos rodea: es mi hijo, es mi pareja, es mi madre, es mi familia, mi trabajo, mío, mío. Si tan sólo aprendiéramos que todo llega y también en algún momento se va de nuestra vida, que sólo estamos de paso en ella; creo que pensar de esta forma nos lleva a disfrutar más de las personas, de las cosas y de todo cuanto nos rodea.
El duelo es ese proceso al que nos enfrentamos todos, tras presentarse en nuestras vidas la pérdida de algo o alguien. Generalmente un duelo lo asociamos directamente con la muerte de una persona, pero no siempre es esa la causa, puede ser también por rupturas de pareja, cambios de residencia, cambios de empleo, por la pérdida de salud a causa de una enfermedad, la pérdida de una mascota, entre otras.
Existen cinco etapas por las que el duelo transcurre, también conocidas como etapas de kubler ross- en honor a Elizabeth Kubler, quien es considerada madre de la tanatología. Estas etapas se dan en todas las personas, es decir todos pasamos por ellas en algún momento de nuestras vidas.
Quiero decirles que estas etapas no son lineales, entras a una y sales de ella, después puedes regresar e ir a la aparentemente ultima y así se da la montaña rusa de emociones, tiene retornos, curvas y giros inesperados.
Estas etapas son:
Negación. La primera reacción que surge frente a una pérdida dolorosa es negar la realidad de la situación. En esta etapa surge el -no puede ser, esto no puede estar pasando-, es un mecanismo de defensa que nuestro cerebro tiene para no aceptar lo sucedido, para darnos tiempo de asimilar todo eso que esta pasando; es de esas veces en que despiertas y esperas encontrar a esa persona y que te des cuenta que todo ha sido una pesadilla, dejas sus cosas intactas pensando que ahí sigue.
Ira. No hablo de un enojo, es ira, es rabia la que se puede llegar a sentir tal cual. Es ese momento en que despertamos y el corazón nos dice –esto ya no esta, o él/ella ya no está. A nadie le gusta que nos quiten ese objeto de amor, que se lleven esa parte que consideramos nuestro. Esta ira va dirigida a extraños, amigos, familiares, a cualquier cosa, incluso a la persona fallecida por el hecho de habernos dejado y causado tanto dolor, contra nosotros o contra Dios.
Negociación. Acá se nos baja tantito el enojo e intentamos recuperar el control. Empezamos a negociar con Dios, con la vida, - si ya no me quitas a alguno mas de mi familia o seres queridos voy a….dejar de tomar, ir a misa, portarme bien, o si desapareces esa enfermedad te prometo que….. En esta etapa ya entendimos lo que sucedió pero aun no lo aceptamos, ya nos dimos cuenta de que el negociar no dio el resultado que quieres, y viene una DEPRESION, que es la siguiente etapa.
Depresión. Aquí hablamos de una depresión reactiva, una tristeza profunda, reaccionas así por no haber conseguido nada con esa negociación, una depresión es crónica, la que se torna ya como enfermedad. No hay soluciones rápidas para salir de esta etapa, acá surge mucha desesperanza, hay desaliento, tristeza que parece no terminará nunca.
Aceptación. Es la que mas trabajo cuesta a las personas.
Aceptar es enfocarnos no en lo que hemos perdido sino en lo que aun tenemos, enfocarnos en sanar, en recuperarnos, retomar esta nueva vida. Recuperar nuestra vida no quiere decir que esa persona ya no nos haga falta, quiere decir que estamos dispuestos a seguir adelante, que el recuerdo existe pero honro su vida más que su muerte continuando la mía, y haciendo todo eso que esa persona hubiera querido que hiciera, vivir, sonreír de nuevo, ser feliz.
Recuerden que las etapas del duelo suelen variar en tiempo de una persona a otra, acá lo que quiero hacerles ver es que la presión social influye bastante, no falta quien pregunte cuándo vas a estar bien, ya en casa te necesitamos como eras, tienes que salir de esto ya, ya pasó mucho tiempo…porque obviamente a todos les gustaba la persona que antes eras, esa persona alegre que sonreía fácilmente y que no estaba como hoy estás, sin embargo esta persona que esta viviendo este momento, también eres tú.
En el duelo no hay prisas, no hay tiempos, no hay fórmulas ni recetas, cada quien tiene un duelo diferente, la forma que tu tengas de vivir un duelo es la forma correcta, acá siempre y cuando no te estés estancando en este duelo, que no te estés haciendo daño de alguna forma. No hay una receta que diga cuanto dura una etapa u otra, puede durar un año, dos, más o quizá menos, pero el tiempo que dure será el tiempo perfecto, el tiempo que debía durar para ti.
Por ahora los dejo, sin embargo los sigo acompañando a distancia.
Les mando un fuerte abrazo y deseo que llegue mucha luz a sus vidas
Con amor, Liz